Javier Rico Lunes, 28 de mayo de 2012
Fuente: Energias renovables, Boletín Bioenergia.
Seguramente ahorran más solo con biomasa térmica, ya que el cálculo sale de las 448 calderas subvencionadas durante 2011 por la Consellería de Economía e Industria de la Xunta a través del Instituto Energético de Galicia (Inega). Según cálculos de esta entidad, los beneficiarios podrán ahorrar un promedio de 1.500 euros por ejercicio, lo que suma 670.000 euros al año. Similares cálculos hacen en el valle de Améscoa (Navarra), donde una caldera de biomasa en una residencia de ancianos permite ahorros de 12.000 euros anuales y sirve de acicate para la extensión de este sistema a municipios cercanos.
La nota de prensa de la Consellería de Economía e Industria de la Xunta de Galicia habla de un ahorro de 640.000 euros, pero si, como advierten en ese mismo comunicado, son 448 calderas de biomasa con un ahorro promedio de 1.500 euros por ejercicio, el resultado son 672.000 euros. Son los resultados de 2011 y hacen referencia a las 448 instalaciones subvencionadas por el Inega y que tuvieron como destino hogares, empresas y edificios de la administración pública. El instituto subvencionó hasta el 30% del coste de cada instalación, excepto en el caso de los ayuntamientos, para los que la conselleria incrementó las ayudas hasta el 45%.
El objetivo primordial de esta línea de subvención es contribuir al ahorro energético y económico de los municipios gallegos, mediante la sustitución de calderas convencionales por otras más eficientes de biomasa y la instalación directa de nuevos equipos. Desde la consellería añaden que, gracias a estas instalaciones, “se evitará la emisión a la atmósfera de 3.300 toneladas de CO2 cada año”. También afirman que el programa de ayudas “se enmarca dentro de la apuesta estratégica de la Xunta de aprovechamiento de los recursos autóctonos, en este caso de la biomasa, mediante la implantación de las energías renovables, con el fin de hacer de Galicia una comunidad líder en el aprovechamiento de las fuentes limpias”.
3.000 toneladas de restos forestales y 12.000 euros de ahorro en una residencia de ancianos
El aprovechamiento de los recursos autóctonos, además de la creación de empleo y los beneficios económicos y ambientales, son los objetivos que persiguen varios ayuntamientos del valle de Améscoa (Navarra) con la extensión del uso de la biomasa en los municipios que los integran. El primer paso ya está dado, con la sustitución del sistema de calefacción del mayor edificio público del valle, la residencia de ancianos, de 32 plazas, que se abastece con biomasa forestal (astilla de haya y roble) procedente del monte Limitaciones, situado en pleno valle de Améscoa, según una información del Diario de Navarra.
Aquí también vislumbran los primeros beneficios económicos como resultado del cambio, y auguran (la caldera funciona desde febrero) que el consumo de combustible será como máximo del 12.000 euros anuales, frente a los 24.500 anteriores. El rotativo navarro añade que también se genera más movimiento en el valle, ya que para el transporte de la leña se contrata a la empresa local Maderas Usarbarrena, mientras que se ha alquilado el secadero a la fábrica Andreu Nort. La inversión en los equipos ascendió a 127.392 euros, de los que 75.572 procedieron de fondos comunitarios del Eje 4 Leader. Vistas las ventajas, cuatro ayuntamientos del valle de Améscoa tienen previsto realizar cambios similares para aprovechar los recursos forestales de Limitaciones, que proceden mayoritariamente de restos que ahora quedan en el monte. Se estima que hay más de 3.000 toneladas de pequeñas ramas (diámetro menor de 10 cm) y otros restos que nadie recoge.
El objetivo primordial de esta línea de subvención es contribuir al ahorro energético y económico de los municipios gallegos, mediante la sustitución de calderas convencionales por otras más eficientes de biomasa y la instalación directa de nuevos equipos. Desde la consellería añaden que, gracias a estas instalaciones, “se evitará la emisión a la atmósfera de 3.300 toneladas de CO2 cada año”. También afirman que el programa de ayudas “se enmarca dentro de la apuesta estratégica de la Xunta de aprovechamiento de los recursos autóctonos, en este caso de la biomasa, mediante la implantación de las energías renovables, con el fin de hacer de Galicia una comunidad líder en el aprovechamiento de las fuentes limpias”.
3.000 toneladas de restos forestales y 12.000 euros de ahorro en una residencia de ancianos
El aprovechamiento de los recursos autóctonos, además de la creación de empleo y los beneficios económicos y ambientales, son los objetivos que persiguen varios ayuntamientos del valle de Améscoa (Navarra) con la extensión del uso de la biomasa en los municipios que los integran. El primer paso ya está dado, con la sustitución del sistema de calefacción del mayor edificio público del valle, la residencia de ancianos, de 32 plazas, que se abastece con biomasa forestal (astilla de haya y roble) procedente del monte Limitaciones, situado en pleno valle de Améscoa, según una información del Diario de Navarra.
Aquí también vislumbran los primeros beneficios económicos como resultado del cambio, y auguran (la caldera funciona desde febrero) que el consumo de combustible será como máximo del 12.000 euros anuales, frente a los 24.500 anteriores. El rotativo navarro añade que también se genera más movimiento en el valle, ya que para el transporte de la leña se contrata a la empresa local Maderas Usarbarrena, mientras que se ha alquilado el secadero a la fábrica Andreu Nort. La inversión en los equipos ascendió a 127.392 euros, de los que 75.572 procedieron de fondos comunitarios del Eje 4 Leader. Vistas las ventajas, cuatro ayuntamientos del valle de Améscoa tienen previsto realizar cambios similares para aprovechar los recursos forestales de Limitaciones, que proceden mayoritariamente de restos que ahora quedan en el monte. Se estima que hay más de 3.000 toneladas de pequeñas ramas (diámetro menor de 10 cm) y otros restos que nadie recoge.
